Agencia Andes
El exmandatario de Ecuador, Rafael Correa Delgado dijo en Bolivia que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un «mono con navaja» que arremete contra la paz mundial y la seguridad de la humanidad.
«Trump es una desgracia, no entiende nada. En el poco tiempo que está (como presidente) sale con lo del muro para México, retira a su país del Acuerdo de París (…), retrocede en lo que se había avanzado para levantar ese bloqueo criminal a Cuba. Es un tipo absolutamente peligroso, es un mono con navaja, un tipo impreparado y muy elemental que está dirigiendo la potencia más grande de la historia de la humanidad», afirmó durante una entrevista con la radio estatal de Bolivia.
Correa, quien participó en la ciudad boliviana de Tiquipaya, en la Conferencia Mundial de los Pueblos, llamó a superar el «injusto» e «inmoral» orden mundial establecido por países privatizadores que privilegian el consumismo a costa de la salud del planeta y el bienestar de la humanidad.
«Felizmente los propios estadounidenses están reaccionando ante tanta barbaridad, ante tanta ignominia, un tipo que solo sabe contar billetes, que se jacta de sus vicios», manifestó, según declaraciones recogidas por la agencia de noticias boliviana ABI.
Las políticas excluyentes de Trump quedaron en el centro de la mira de la Conferencia Mundial de Pueblos por la ciudadanía universal y contra la construcción de murallas antimigrantes que se inauguró el pasado martes 20 de junio con la participación de representantes de más de 30 países del mundo.
En la entrevista con la estatal Radio Patria Nueva, Correa dejó en claro que la migración no es un crimen que hay que combatir, sino, un derecho que hay que respetar.
En el mundo, una persona cada tres segundos se ve forzada a dejar su casa y un total de 65,6 millones de personas vagaban ya por el mundo como consecuencia de la guerra, las persecuciones y la violación de derechos humanos, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados.
«Estas cosas no se van a resolver con represión, con muros por más altos que sean, sino, con solidaridad, con justicia, con prosperidad, con paz verdadera para toda la humanidad», remarcó Correa.
En otro tema, el exjefe de Estado instó a Latinoamérica a unir fuerzas para que Chile otorgue a Bolivia un acceso propio al Océano Pacífico. «Toda América Latina debería hacer concesiones, buscar otra clase de compensaciones para que todos colaboremos en la solución final para que Bolivia tenga su acceso al mar», dijo en entrevista con medios estatales de Bolivia.
Contra la penalización mundial de la movilidad humana
El expresidente ecuatoriano también deploró la penalización mundial de la movilidad humana y pidió a la Conferencia de Pueblos por una ciudadanía universal, generar una conciencia en contrario.
«Hacer conciencia es una gran contradicción de la globalización inhumana y cruel que en todo caso sea del estado planetario o del mundo, del consumo global que liberaliza cada vez el capital, la mercancía y que penaliza y criminaliza la movilidad humana», afirmó a su llegada al aeropuerto de Cochabamba, ciudad vecina de Tiquipaya, a su vez a 400 km de La Paz.
El exmandatario llamó, empero, a no formular «ilusiones» con influir en los poderes globales, sino en generar el principio de un precepto de vida, reseñó la agencia boliviana ABI.
«Desde que el mundo es mundo esto se determina por relaciones de poder y los más poderosos son los que imponen sus condiciones, según a su conveniencia (…) No se hagan ilusiones, creemos conciencia», afirmó.
La problemática mundial de los refugiados y las expulsiones de migrantes concentrarán los debates de este encuentro que se realizó entre los días 20 y 21 de junio en esta coqueta ciudad, como respuesta a la represiva política migratoria del presidente ultraconservador de EEUU, Donald Trump, que hace horas dio reversa al histórico acercamiento de 2015 de su país a Cuba.
Días después de que Washington se bajara del ecologista Acuerdo de París, y en momentos que suman 4 millones los migrantes, en su mayor parte latinos, que fueron deportados de EEUU en la última década, y 65 millones los desplazados por las guerras o las emergencias naturales, la Conferencia Mundial de Pueblos, a la que su santidad, el papa Francisco, envió a un delegado suyo, toma su lugar en el caldeado escenario de la política internacional, desgarrado por imágenes de millones de desplazados por las guerras en Oriente Próximo y una parte de Europa alzando vallas para que no atraquen en sus costas los balseros, 3.000 de los que han muertos ahogados en alta mar el último año.